miércoles, 19 de febrero de 2014

Mi adicción a los lácteos


"Me llamo Bionda y soy lacto-adicta"
 
Así es. Tengo una fuerte adicción a la leche, extensible también a todos sus derivados, quesos (todos sin excepción), cuajadas, yogures, nata, flanes y cualquier cosa que se elabore con este elemento. No lo puedo evitar.
 
Hay quienes opinan que la leche es malísima, y sobre todo que es antinatural, ya que el ser humano es el único mamífero que sigue consumiéndola tras el destete materno. (Este discurso suele ir acompañado de golpes de pecho y cara de yo-lo-se-todo-y-los-demás-sois-idiotas)
Aquí interviene mi hermano Giovanni para poner un poco de cordura al asunto, explicando que el resto de mamíferos no siguen tomando leche cuando crecen porque no tienen acceso a ella. Punto.
 
Sin duda tiene razón. Cuando le damos leche a un perro o a un gato se vuelve loco, lo disfruta y lo toma con placer, es una delicatesen que quisiera tomar siempre pero no puede (a mi me pasa lo mismo con el fua, que cosas no?) 
Queridos naturistas anti-lactosa, veganos nivel 20 (no comen nada que arroje sombra) dejad de arengar contra la leche porque no lleváis razón.
 
Lo que más me gusta sin duda son los yogures. Me podría comer tranquilamente cuatro yogures al día, con trozos, sin trozos, naturales, de todos los sabores y marcas. Especialmente me gustan los de vainilla. Por no hablar del yogur griego, súmmum de las cosas buenas de este mundo.
 
Supongo que, como todo, un exceso de lácteos es malo, pero los radicales anti-leche no saben lo que se pierden.
Seguid, seguid con vuestro veganismo que yo seguiré con mi queso, mis batidos y sobre todo con mis yogures. No creo que por un par de lácteos al día aparezca en las noticias:
 
"Itañola muerta por sobredosis de Actimel"
 
Si esto ocurre enterradme en un campo de vacas lecheras, como no podía ser menos, mi animal favorito ;)